Led Zeppelin sigue sonando como un trueno. No hay nada en su música que haya perdido fuerza con el tiempo: el golpe seco de Jason Bonham, el virtuosismo de Jimmy Page, las líneas de bajo de John Paul Jones y el rugido de Robert Plant.
Los cuatro siguen ahí, como una tormenta atrapada en el vinilo. Y ahora, en febrero de 2025, el estreno del documental Becoming Led Zeppelin y el aniversario del álbum doble Physical Graffiti que llevó su sonido a la cima del rock se encuentran en el tiempo, como si la banda volviera a reclamar su trono, una vez más.
Pocos grupos trascienden al tiempo con el vigor de Led Zeppelin. Fueron criticados, idolatrados, y también copiados hasta la extenuación.
Su música, brutal y a la vez sofisticada, desborda los límites de lo que el rock puede ser. Physical Graffiti, publicado en 1975, no solo consolidó su reinado: lo expandió.
Es un disco monumental, un mapa de todos los caminos posibles del hard rock. Medio siglo después, las imágenes y los testimonios incluidos Becoming Led Zeppelin (que se estrena en salas IMAX de América latina el jueves 27 de febrero), invitan a sentir el vértigo de su sonido.
Pero Zeppelin no es solo una reliquia dorada del pasado.
Su legado se recicla y muta, atrayendo a nuevas generaciones que encuentran en su música una energía que el tiempo no ha podido erosionar.
El documental y el aniversario de Physical Graffiti no son un ejercicio de nostalgia: son la prueba de que el rock sobrevive a su propia historia.