Las producciones basadas en hechos reales tienen ese condimento especial que logra mantener al espectador atrapado de principio a fin.
Ya sea por lo impactante de los hechos, la tensión que generan o esa cercanía con la realidad que incomoda y fascina al mismo tiempo, este tipo de historias no pasan desapercibidas.
Sin dudas, Netflix es cada vez más consciente del efecto que provocan, por lo que apuesta fuerte por sumar títulos de este estilo a su catálogo, y esta vez lo volvió a hacer con una película española que ya da de qué hablar: una trama inspirada en un caso real que pone en el centro de la escena un crimen meticulosamente planeado.
Se trata de La viuda negra, la nueva película española que causa sensación en Netflix y que ya forma parte del top 3 en reproducciones dentro del catálogo en la Argentina.
Con una duración de dos horas, esta produccióndirigida por Carlos Sedes tiene todos los ingredientes de un thriller cautivador: crimen, traición, manipulación y secretos ocultos bajo una aparente normalidad que, poco a poco, comienza a resquebrajarse.
Como si fuera poco, está inspirada en una estremecedora historia real.
Un crimen que sacudió a Valencia
En agosto de 2017, el ingeniero Antonio Navarro Cerdán se dirigía como cada mañana al garaje del barrio Patraix, en Valencia, para buscar su auto e ir a trabajar, cuando fue brutalmente apuñalado. Las heridas le perforaron los pulmones y el corazón, provocándole la muerte en cuestión de minutos.
Su cuerpo fue hallado horas después por un vecino. En el estacionamiento en el que ocurrió el hecho no había cámaras de seguridad ni buena visibilidad. Lo que al principio parecía un robo, se transformó en uno de los casos policiales más resonantes de los últimos años en España.
Rápidamente, la hipótesis de un robo quedó descartada: las pertenencias de la víctima estaban junto al cuerpo y no había signos de ingreso forzado al lugar.
Así, los investigadores comenzaron a poner la lupa en el entorno más cercano de la víctima y llamaron a declarar a su esposa, María Jesús Moreno Cantó, conocida como “Maje”.
Aunque ella aseguró que su relación con Antonio era buena, lo describió como un hombre posesivo. Poco a poco, su testimonio comenzó a presentar inconsistencias.
La investigación pronto reveló que Maje llevaba una doble vida: mantenía al menos cuatro relaciones paralelas, entre ellas con un joven llamado José y con Salvador Rodrigo, un compañero de trabajo veinte años mayor, casado y con una hija.
Fue este último quien, manipulado por ella y convencido de que Antonio era un obstáculo entre ellos, fue quien cometió el crimen.
La clave para detenerlo fue una conversación grabada por la Policía que tuvo lugar en una cafetería donde la mujer y él se encontraron a hablar del hecho. Las autoridades supieron del sitio en el que se iban a ver porque habían intervenido la línea telefónica de ella.