En la era en que los formatos marcan los tiempos de la comunicación y el entretenimiento en el mundo digital, Fito Páez estrenó su propio Tiny Desk, el programa de la radio pública de EEUU y que se grabó en Washington.
Sus canciones se apoyaron en la majestuosa banda que lo acompaña desde hace más de un lustro. Juani Agüero y Vandera (guitarra y coros), Diego Olivero (bajo y coros), Juan Absatz (teclados y coros), Emme (voz), Gastón Baremberg (batería) y una sección de vientos conformada por Alejo von der Pahlen (saxo tenor), Ervin Stutz (trompeta) y Santiago Benítez (trombón).
Popular y sofisticado, masivo y meticuloso, potente y delicado.
El rosarino sintetiza su inmensa carrera en apenas cinco canciones.
Para un artista que ostenta un repertorio de al menos 30 standards que están entre lo más alto del rock y la música popular argentina, no es un ejercicio sencillo seleccionar cinco canciones para proyectar (aún más) su obra al mundo.
La lista empieza con “A rodar mi vida” un clásico de El amor después del amor (1992), que suele estar en el ocaso de los conciertos.
Es una versión apoyada en los arreglos de vientos, en la cuál Páez despliega sus encantos.
Después de “Mariposa Technicolor” suena “Sale el sol”, del flamante Novela, que tuvo en el concierto grabado en el set que NPR (la Radio Pública de Estados Unidos) tiene en Washington una de sus primeras interpretaciones en vivo.
Los sutiles aires circenses de los brasses construyen una especie de suite (interrumpida por los aplausos y la presentación de Fito) con la intro de “Circo Beat”, que Páez viene revisitando en la gira 4030, en la cuál revisita su primer disco (Del 63, 1984) y su clásico de los 90 (Circo Beat, 1994).
El cierre fue con un mosaico posmoderno, “Tercer Mundo”, y la proyección planetaria de personajes argentinísimos como La Mona Jiménez, la Coca Sarli, Beatriz Salomón, los Pimpinela, el Gordo Porcel, Billy Bond, Tita Merello, Batato Barea… y “Paquito y Ca7riel y Lou Reed, pensando y pensando en salir de aquí”.
La irrupción no es casual, Fito -que ya había expresado públicamente su admiración por los artistas argentinos- incluye un guiño, un saludo al duo que, a partir de su concierto en esta misma plataforma, se transformaron en un suceso global. En la estimulante escenografía visual que destaca al formato de proyección global, se destaca el vinilo de Novela, con arte de Max Rompo.
En pocos menos de 19 minutos, Fito resumióe una vida de canciones.
Fue una selección caprichosa y ajustada, un deleite para sus fans y una buena puerta de entrada a la obra del rosarino para millones de nuevos oyentes en todo el mundo.